martes, 9 de octubre de 2012

MEMORIAS DE UN PARADO LXI -Salidas-

Parece que me voy asentando en la Ciudad y pulsándola, además con la suerte de que el clima acompaña estos días y se hace agradable pasear, hablar con la gente y visitar negocios, que es lo que estoy haciendo, en una labor comercial que deseo de muy pronto sus frutos. Creo que sea así.

Varias veces salí de Catalunya desde jovencito y siempre he tenido que volver, quizá porque soy de allí, quizá porque no me acompañó la suerte necesaria como para poder continuar, quizá porque me faltó la experiencia y los recursos económicos necesarios.

Espero que esta vez, pueda establecer mi futuro definitivamente, porque el paro se acaba y ya estoy poniendo toda la carne en el asador.

Dejé mi casa de Barcelona, cuando tenía 18 años, para quedarme en Calafell, lo cual para mí supuso un gran paso adelante.

De Calafell, como trabajé en la temporada de verano me marché para Madrid donde después de varios meses de vivir allí me llamaron para trabajar en Barcelona, Ciudad a la que regresé.

Mas adelante, después de 10 años, me volví a marchar a León, donde residí durante 6 años. Ese período fue uno de los mas importantes de mi vida y me marcó para siempre. Allí sigo teniendo amigos, conocidos y soy respetado por donde voy.

El clima de León, sin embargo, es duro, con fríos muy intensos, que hacen a la gente, a su vez, dura y arisca por dentro, aunque por fuera sean de trato amable.

Mientras estuve en León, tuve la inmensa suerte de trabajar en IVECO, y conocer mejor Madrid, Italia, Galicia, aprender italiano y desarrollar mi tarea en un ambiente profesional de multinacional.
Nunca olvidaré a mi jefe César González, al director general Mario Mazzalli, que nos trataba a todos mas como a hijos que como a empleados suyos. Era una gran persona y siempre les he deseado lo mejor a todos, a pesar de que la compra de Pegaso hizo que aquella Compañía italiana en España se convirtiera en un monstruo y todo cambiara. Al final, después de los años, para volver a sús orígenes. Ellos y yo que tuve que volver a Tarragona.

Recuerdo especialmente las Navidades allí, que se convertían en todo un ritual. Acudíamos a la Delegación y a mis hijos les regalaban magníficos juguetes, que yo no me podía permitir y a mi esposa le regalaban un vale de El Corte Inglés con lo que aprovechábamos para comprar ropa y algún capricho que nos apeteciera, porque la cantidad daba para ello.

Ahora, ha finalizado otra etapa, o por lo menos está finalizando. De crisis en crisis y tiro porque me toca.

La penúltima salida fue al Maresme, pero me permitía regresar los fines de semana a casa y parece que fuera menos salida.

Deseo que ahora sea otra cosa, por lo menos hasta que me jubile. Después veremos.

2 comentarios:

Marta Sancha Miguel dijo...

mucho ánimo, la cosa está muy difícil para todos. fuerza

EURONEUMATICOS dijo...

animo carlos a ver si salimos de esta