lunes, 22 de abril de 2013

MEMORIAS DE UN PARADO CLXVI - Catalunya -

En Calafell hace un tiempo fresquito, mas que nada es el suave viento mediterráneo que viene mas frío de lo que cabría esperar. Por lo demás, nubes y claros, pero ni mucho menos con amenaza de lluvia.

Y que conste que escribo Catalunya, no con ñ, sino con ny, deliberadamente para molestar, a los madrileños, a los zamoranos, al ministro de Educación y a todos aquellos que van de progres y no pueden entenderlo.

Dicho esto, el viaje en autocar desde Zamora a Barcelona, no se me hizo demasiado pesado. Pensé en aprovechar el sábado con mi esposa y aprovechar el domingo con mis padres, mis hermanos, mis sobrinos, mis hijos, mis nueras y sobre todo mis nietos. Lo hice así porque como mi esposa sabía de mi inmensa alegría por ver a mis nietos, le entraría la llorera de no venir ella y de esa manera, dormía en el autocar y mientras duermo el tiempo no corre. El sábado por la noche con Blanca y el domingo por la mañana en Barcelona.

Me dediqué a hacer fotos (y sigo haciendo) de mis recuerdos, de la Catalunya que dejé atrás (por ahora), que la vida es muy larga y como llegar a los 120 años se me antoja fácil, quien sabe las vueltas que dará esto.

Me encontré con mi barrio de Vilapiscina, con mi antiguo cole, con el gimnasio al que me enviaban mis padres a ver si conseguían que adelgazara, con el otro colegio donde voté por primera vez en mi vida, con las calles por las que caminaba, con la línea de metro que utilizaba para ir a ver a mis yayos a la Plaza de Catalunya. (vilapiscina a sagrera. Transbordo y sagrera plaza catalunya). Prácticamente tampoco existía mas metro que ese, ya que estaba todo por construir.

También comí en casa de mamá, que eso eso siempre es una alegría. Las alcachofas rebozadas, que si me descuido, los buitres de mi hermano y mis sobrinos me dejan sin ellas.

Hay, que ver, digo de mis nietos, pero mis sobrinos, a los cuales vi en Navidad, cada día están mas altos. Es increíble como han crecido y lo listos que son, a pesar de que mi hermano crea que todavía les tiene que apretar mucho mas.

A ver si cuando llegue a Zamora pongo todas las fotos en Facebook, lo cual me llevará por lo menos un día.

Hoy, también he podido leer La Vanguardia, el periódico que me enseñó mi abuelo a leer y que con los años se convirtió en todo un ritual:

Primero la contraportada, que muchos otros diarios han intentado copiar sin éxito, después el horóscopo, después las tiras cómicas, tanto la de Fred, el perro, como las de Calvin and Hobbes, el niño y su perro imaginario. A continuación la programación de la tele, el tiempo y las esquelas. Después lo que salga.

Y es que heredé de mi madre, la manía de leer los diarios al revés, empezando por la última página.

Hoy me ha tocado hacer gestiones, que para eso he venido, hacer contactos e intentar proyectos, pero por ahora proyectos de aquí para hacer allí.

Finalmente, me encontré con el mar, con la inmensidad del mar, que es de las cosas que se echan de menos.
Era tarde, estaba cansadísimo, hacía fresco, pero, aún así, fuí a mojarme las manos con agua salada.

Cuando se acabó el día, caí en la cama rendido, con una sonrisa de oreja a oreja. Había hecho muchas cosas y me había encontrado con mi pasado. Hacía demasiado tiempo que no lo hacía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que lo puedas hacer miles de días mas!(ayy las alcachofas rebozaditas y La Vanguardia,también me traen buenos recuerdos!!).

sc