sábado, 21 de septiembre de 2013

MEMORIAS DE UN PARADO CCLXXI - Agujero negro -

Hoy hace un día de mucho calor en Pereña. Tengo una temperatura de 23º C dentro de casa y algunos mas que debe de hacer al sol, aunque en estos momentos se está empezando a nublar.

A ver si llueve y puedo cavar el resto del huerto, aunque no se si voy a poder cuidarme mucho ya que va a venir Blanquita y estoy deseando verla y estar por ella.

Si ayer era el día en el que se preveía la partida, entre hoy y mañana se va a materializar.

Javier se ha ido a Camboya, Jorge parte con mis padres y la llegada del otoño, mañana, cuando falte un minuto para las once menos cuarto de la noche, hace que la gente haya aprovechado la playa en Calafell, como despedida de un verano, parece ser que poco caluroso.

Dicen los meteorólogos, que este ha sido el verano menos caluroso en 5 años, con una temperatura media de 23ºC, un grado por debajo de los años anteriores.

La presencia de agua en los pantanos, también hace pensar en las teorías tan agoreras sobre el cambio climático, que todo parece obedecer a una guerra comercial para la venta de cremas "fashion" de protección total y otras historias.

Mi madre es de esas personas mayores que cuando marcha deja la nevera descongelada, los electrodomésticos tapados, las cosas que se puedan estropear u oxidar protegidas, etc.

Bien, donde yo vivo, la barandilla de la terraza es de esas cosas a proteger, de las inclemencias del tiempo y de los pájaros. La tapó con una serie de bolsas de plástico atadas a lo largo con una cuerda y una serie de hilos con CD, colgados a modo de espantapájaros.

De las bolsas, por mucho que digan los ecologistas que el plástico dura cientos de años, no han aguantado ni un invierno. Están completamente desechas y me inundan el huerto de trocitos de Mercadona, Caprabo y el Corte Inglés, a modo de propaganda capitalista que se adentra en mi vida para molestar.

Ni en la mas profunda tranquilidad de mi huerto me libro del Tito Roig de Mercadona, como si de una pesadilla de terror se tratara.

Y es que siempre hay alguien dispuesto a dar la nota, por el motivo que sea.

Ayer me enviaron un video en el que resulta que en un país, parece asiático, hay una plataforma con ruedas a modo de carro que cargan mas de la cuenta, produciendo que el pequeño burro, que lo tenía  que arrastrar, quedara levantado, ya que la parte pesante del contrapeso la hacían los sacos puestos en la plataforma y no el pobre burro. La imagen es grotesca y es difícil evitar la risa.

Los hombres debían hacer ese traslado y seguro que el burro es uno de sus bienes mas preciados y lo cuidan todo lo que pueden. Como me lo enviaron a través de facebook, pues ya hubo quien dijo que eso no era gracioso, que era maltrato animal, que patatin y que patatan. ¿no nos estamos volviendo demasiado paranoicos?.

Esos señores asiáticos hacen lo que pueden por su subsistencia, no tienen consciencia de que eso sea un maltrato animal. Ellos hacen lo mismo en su persona, arrastrando bultos imposibles o cargando una moto mas que un vagón de mercancías. No tienen dinero para un tractor y normalmente realizan todos esos movimientos de género para poder venderlo en el mercado y obtener el dinero necesario para comer, no para comprarse un "tablet" ni un equipamiento "fashion" de ciclista ni un videojuego. Vamos a ir poniendo las cosas en su sitio y dejarnos de tonterías, que ya es hora.

Si todos estos "bienpensantes" quieren hacer algo, que se manifiesten de una vez por la pobre cabra que tiran desde el Campanario en Manganeses (Zamora) o detengan la tortura de "el toro de la vega" en Tordesillas, donde el animal es lanceado de forma brutal hasta la muerte.

Por cierto, justo al lado de la estación de autobuses tiene un monumento y debe de ser una forma de atraer turismo.

Lo que pasa es que como eso no ocurre ni en Madrid ni en Barcelona, nadie está dispuesto a desplazarse a un pueblo de la provincia de Valladolid a quejarse. Se está mas cómodo en el comedor de la ciudad o en el despacho de la Castellana, enviando notas de prensa y cobrando el triple de lo que costaría una revista normal, porque se trata de algo "ecológico", como el negociete que tienen montado los del National Geographic o la revista Muy Interesante, que hay mas publicidad que artículos.

Claro, venir a zonas rurales como Pereña, Villalquite, o cualquier otro pueblo en vías de extinción es como atravesar la galaxia y meterse en un agujero negro. Aquí todo tiene su "tempo" diferente y parece funcionar de forma autónoma a la vida real. Por eso deben de crecer tanto mis lechugas. 

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