Esta mañana ha amanecido con el suelo mojado por la lluvia, lo cual incrementa la sensación de frío por la humedad. En plena semana de los barbudos, yo estoy haciendo honor a ello y todavía no me he afeitado, pero habrá que hacerlo por si surge algún contacto nuevo al que haya que ir de "tiros largos".
Ayer estuve en "El Vendrell" y me encontré un poco con mas de lo mismo. Mis contactos no andan en sus mejores momentos, sino que únicamente subsistiendo o "hibernando" como los osos, a pesar de unos brotes verdes que no ve nadie con excepción de un Gobierno al que le sigue pareciendo la selva del Gurugú, de tantos como dicen que hay.
Fuimos, entre otras cosas, para mirar un colchón para la cama, puesto que el nuestro está en las últimas, después de mas de 15 años y como el dinero para calefacción escasea, pues parece que ha cogido mucha humedad y llega un momento que se está volviendo insalubre. Vamos a ver como reunimos los recursos necesarios como para cambiarlo.
Vimos una tienda que se llama "El Gigante del colchón" que está en la calle Dr. Robert de El Vendrell, donde parece que las malas prácticas de venta, de cuando se vendía todo, siguen.
Preguntamos por algo aceptable y lógicamente barato. Nos hacía un "descuento por rebajas", que se vaía muy mermado por lo que costaban los portes y lo que costaba la retirada del viejo.
Eso sí, nos teníamos que decidir muy rápidamente porque solo le quedaban dos, se vendían, según la señorita muchos y en cuanto se acabaran, que según ella iba a ser inmediatamente, los nuevos que vinieran ya no estarían rebajados. Nos fuimos a otro lado, claro.
La perorata de la señorita me recordaba este edificio del Paseo Marítimo de Calafell, que cuando lo vimos, decían que los pisos valían como 75 millones de pesetas y que apenas les quedaban porque estaban casi todos vendidos. Que quedaban únicamente dos por vender, como los colchones.
El edificio está ahora cerrado y abandonado, haciéndose viejo, no lo habita nadie de todos los que decían que habían comprado y lo que hay es un cartel en ruso, a ver si de esa manera se puede vender algo.
En esta zona, intentar engañar al turista, sea de Barcelona, Zaragoza o la Conchinchina ha sido siempre lo mas habitual. Así nos luce el pelo ahora en momentos de crisis, por no haber usado toda la honradez y transparencia necesaria.
Hace años, los precios de los supermercados eran mas que abusivos, puesto que no había ninguna gran cadena que pudiera hacer sombra, se cortaba el agua de las fuentes públicas para que fueras a gastarte un dineral al bar o a la tienda por una minúscula botella de agua que costaba tanto como una garrafa de 5litros en la Ciudad.
También hubo una época en la que había carteles de que no se podía comer en la playa (ni siquiera el bocata) y pasaban agentes o policías para multar al ciudadano.
Después, con la crisis, eso quedó en agua de borrajas, debido a que, para las familias humildes y/o en paro, la playa es una de las pocas cosas gratis que quedan y no se podían permitir ir al restaurante a pagar barbaridades a cambio de platos muy escasos. Es mas, los mismos agentes que en años atrás multaban, no se atrevían a acercarse a los ciudadanos para decirles que allí no se podía comer.
Con los pisos ocurrió lo mismo. En cada esquina había una inmobiliaria y en cada casa un promotor, hasta que estalló la burbuja. Decían que lo tenían todo vendido, pero ahora hay cientos de pisos vacíos esperando, yo creo que a un ruso que lo pueda comprar.
Todavía ayer me encontré con un vendedor que me dijo que estaba vendiendo mucho, porque la gente no quería tenerlo en el Banco e invertía el dinero en pisos. Si, debe de ser el de las preferentes.
Tenía un amigo que visitaba Cuba con frecuencia por negocios y siempre me decía que, con la necesidad, los cubanos veían al turista como "un dolar con patas". Ahora, parece que en Calafell ocurre lo mismo y el turista es "un rublo con patas".
Yo por ejemplo, de lo que si controlo los precios, como el vino, veo que han salido tiendas como champiñones, destinadas al Guiri, con precios exagerados, para seguir con la rueda de explotación al turista.
En cualquier bar de Zamora, una copa de vino de Toro, generosa, vale 1€, aquí, en los pocos sitios donde la hay vale 2€, dicho por los propios comerciantes, que yo no puedo gastarme eso y no tan generosa. Eso al nacional, me gustaría saber lo que le cobran al Guiri.
En fin, que no aprendemos y al final voy a creerme que la gente quiere que se pase la crisis, para poder hacer las cosas que hacía antes de la crisis, como si se tratara de un resfriado gordo que en cuanto se pase nos va a dejar volver a fumar.
Ayer estuve en "El Vendrell" y me encontré un poco con mas de lo mismo. Mis contactos no andan en sus mejores momentos, sino que únicamente subsistiendo o "hibernando" como los osos, a pesar de unos brotes verdes que no ve nadie con excepción de un Gobierno al que le sigue pareciendo la selva del Gurugú, de tantos como dicen que hay.
Fuimos, entre otras cosas, para mirar un colchón para la cama, puesto que el nuestro está en las últimas, después de mas de 15 años y como el dinero para calefacción escasea, pues parece que ha cogido mucha humedad y llega un momento que se está volviendo insalubre. Vamos a ver como reunimos los recursos necesarios como para cambiarlo.
Vimos una tienda que se llama "El Gigante del colchón" que está en la calle Dr. Robert de El Vendrell, donde parece que las malas prácticas de venta, de cuando se vendía todo, siguen.
Preguntamos por algo aceptable y lógicamente barato. Nos hacía un "descuento por rebajas", que se vaía muy mermado por lo que costaban los portes y lo que costaba la retirada del viejo.
Eso sí, nos teníamos que decidir muy rápidamente porque solo le quedaban dos, se vendían, según la señorita muchos y en cuanto se acabaran, que según ella iba a ser inmediatamente, los nuevos que vinieran ya no estarían rebajados. Nos fuimos a otro lado, claro.
La perorata de la señorita me recordaba este edificio del Paseo Marítimo de Calafell, que cuando lo vimos, decían que los pisos valían como 75 millones de pesetas y que apenas les quedaban porque estaban casi todos vendidos. Que quedaban únicamente dos por vender, como los colchones.
El edificio está ahora cerrado y abandonado, haciéndose viejo, no lo habita nadie de todos los que decían que habían comprado y lo que hay es un cartel en ruso, a ver si de esa manera se puede vender algo.
En esta zona, intentar engañar al turista, sea de Barcelona, Zaragoza o la Conchinchina ha sido siempre lo mas habitual. Así nos luce el pelo ahora en momentos de crisis, por no haber usado toda la honradez y transparencia necesaria.
Hace años, los precios de los supermercados eran mas que abusivos, puesto que no había ninguna gran cadena que pudiera hacer sombra, se cortaba el agua de las fuentes públicas para que fueras a gastarte un dineral al bar o a la tienda por una minúscula botella de agua que costaba tanto como una garrafa de 5litros en la Ciudad.
También hubo una época en la que había carteles de que no se podía comer en la playa (ni siquiera el bocata) y pasaban agentes o policías para multar al ciudadano.
Después, con la crisis, eso quedó en agua de borrajas, debido a que, para las familias humildes y/o en paro, la playa es una de las pocas cosas gratis que quedan y no se podían permitir ir al restaurante a pagar barbaridades a cambio de platos muy escasos. Es mas, los mismos agentes que en años atrás multaban, no se atrevían a acercarse a los ciudadanos para decirles que allí no se podía comer.
Con los pisos ocurrió lo mismo. En cada esquina había una inmobiliaria y en cada casa un promotor, hasta que estalló la burbuja. Decían que lo tenían todo vendido, pero ahora hay cientos de pisos vacíos esperando, yo creo que a un ruso que lo pueda comprar.
Todavía ayer me encontré con un vendedor que me dijo que estaba vendiendo mucho, porque la gente no quería tenerlo en el Banco e invertía el dinero en pisos. Si, debe de ser el de las preferentes.
Tenía un amigo que visitaba Cuba con frecuencia por negocios y siempre me decía que, con la necesidad, los cubanos veían al turista como "un dolar con patas". Ahora, parece que en Calafell ocurre lo mismo y el turista es "un rublo con patas".
Yo por ejemplo, de lo que si controlo los precios, como el vino, veo que han salido tiendas como champiñones, destinadas al Guiri, con precios exagerados, para seguir con la rueda de explotación al turista.
En cualquier bar de Zamora, una copa de vino de Toro, generosa, vale 1€, aquí, en los pocos sitios donde la hay vale 2€, dicho por los propios comerciantes, que yo no puedo gastarme eso y no tan generosa. Eso al nacional, me gustaría saber lo que le cobran al Guiri.
En fin, que no aprendemos y al final voy a creerme que la gente quiere que se pase la crisis, para poder hacer las cosas que hacía antes de la crisis, como si se tratara de un resfriado gordo que en cuanto se pase nos va a dejar volver a fumar.
1 comentario:
He descubierto tu blog hace unos días y a partir de ahora lo seguiré con mucho interés, aunque quienes deberían leerlo son todos los gobernantes que tenemos la desgracia de padecer, para que se enteren de una maldita vez, abran los ojos y cumplan con el cometido que tienen encomendado y por el que les pagamos: el bienestar de las personas. Si no es así está en nuestra mano prescindir de ellos.
Te deseo lo mejor. Un abrazo. Lidia (lamaladeta.blogspot.com.es)
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