martes, 10 de junio de 2014

MEMORIAS DE UN PARADO CDXXII - Ni para comer -

Esta mañana, al igual que toda la noche ha hecho mucho calor. El termómetro de mi habitación ha marcado casi 27ºC, pero como vivo en el último, se concentra el sol del día.

Como todos estos días, empieza a clarear a las 5 de la mañana y como siempre hemos dormido con las persianas subidas, pues es a la hora que me despierto y ya no puedo dormir.

Aguanto en la cama, dando vueltas, hasta las 7 de la mañana, hora en la que me levanto y me voy hasta Calafell, a casa de mi hijo, para poder ponerme en el ordenador, ya que yo no tengo internet ni dinero para ponerlo.

Cuando llego, mi hijo tiene una cafetera de cápsulas y me tomo un café caliente, sin leche y sin azúcar, para llenar un poco la barriga y me meto de lleno en la búsqueda de trabajo.

Lo primero que hago es revisar el correo, por si hay alguien que me ha contestado o por lo menos que me pide los datos.

Seguido ya empiezo de forma metódica con Infojobs, donde miro todas las ofertas nuevas, ya que tienen un apartado para ello. Si me interesa alguna cambio el lugar de residencia, para poder optar a esa plaza y tengo tres "curriculum" de mas alto a mas bajo, con el fin de adaptarme a las circunstancias.

Infojobs es la principal, después viene infoempleo, Eures, Punto de Encuentro (Inem) y TuTrabajo que es un portal de Castilla y León, donde mis candidaturas duran apenas tres minutos, hasta que me envían un correo diciendo que estoy descartado.

Luego hay cientos de ofertas publicadas, en las que me he inscrito, que ni siquiera se han mirado el "curriculum". Deben de hacer como Venilia, que cuando iba a cerrar, se pasaba el día poniendo ofertas de trabajo, para que se viera que el cierre no era tan inminente.

Todo esto hasta las 13h., que normalmente me llama Blanquita y me vuelvo, de nuevo caminando, para comer. No hay nada, pero un plato de lentejas, de alubias o de pasta, que es barato, conseguimos poner en la mesa. Una pieza de fruta y a correr. La situación es muy dura, porque Blanquita me pregunta como ha ido y yo no tengo nada que contestarle. Aumenta la tensión y las discusiones de si "no vales para nada", "eres un fracasado", "pudiste hacer esto o lo otro", a lo que no respondo y me lo voy tragando.

Por la tarde vuelvo, de nuevo caminando y aprovecho para entrar en Linkedin o en Facebook, en busca de oportunidades, envío lo que se llama "candidaturas espontáneas" y si me encuentro con alguien o puedo llamarlo, pues estiro del contacto, para ver si suena la flauta por casualidad.

Si me encuentro con alguien, pues le digo que si sabe de alguna cosa que me avise, pero eso solo sucede la primera vez, porque a la segunda, suelen cambiar de acera, porque la gente no quiere escuchar los problemas de los demás.

Llego a casa de noche y ceno si hay algo para cenar y si no, pues no ceno.
A veces tengo una especie de galletas de pan cuadradas, pequeñas, que compro en Mercadona y que se llaman "Regañá". Valen 0,68€ y me sirven para llenar un poco la barriga y que cuando me acuesto el ruido de mis tripas no me impidan dormir un poco.

Veo la tele un rato y se acabó hasta el día siguiente.

Ya no leo, ni juego, ni tengo ganas de nada, mas que de estar buscando trabajo todo el día.

Cuando alguien me da un poco de dinero, pues aprovecho para mantener mis pagos al día. Sobretodo luz, agua y gas, pero llegará un momento, no muy lejano que no lo podré continuar haciendo.

Si llama alguien cercano, que no lo hacen con frecuencia, pues les explico la situación, pero nadie se cree a un parado y mucho menos que no tenga ni para comer, pero es la realidad.

Tuve que quitar el teléfono y poner uno de tarjeta, por los trabajos, aunque Blanquita, como tiene permanencia en Movistar lo sigue teniendo. Nadie ha llamado diciendo que me llamaron y mi teléfono no existía.

Sigo luchando, pero cada vez mas, me entran ganas de tirar la toalla.

Esta es mi vida y la de todas las personas, que como yo, estamos en esta situación. Los hay que les va saliendo alguna cosa, pero a mí, por mas esfuerzo que hago no me sale nada.

Soy pobre de solemnidad. Lo único que hago es darle gracias a Dios, porque, por ahora, tengo un techo donde vivir.

No hay comentarios: