MEMORIAS DE UN PARADO LV - colico nefrítico -

Al final nos juntamos con las amigas de mi esposa y fuimos a cenar a La Sirena de Calafell. El menú de noche costaba 12,50€ y no entraba la bebida ni una cesta que te bajan con un hilo, desde el techo, con fuet, pan, tomates y ajo, para que te hagas una especie de entrante. Por lo menos pasó un buen cumpleaños, hasta que regresamos a casa.

Hacía mucho calor, por la noche y me desperté, sudado, a beber agua. Al cabo de un rato empecé a tener un dolor muy intenso en bajo vientre izquierdo. Pero es que no podía aguantarme. Lo típico era pensar que era por culpa de la cena, de haber bebido agua fría y de que con una manzanilla o un poco de bicarbonato, eso se pasaría.

La cosa es que el dolor iba a mas y ya estaba mas plegado que una acordeón, por lo que al final nos decidimos ir al médico de urgencias en el ambulatorio de Calafell. Con los recortes de Artur Mas, no estábamos muy seguros de que estuviera abierto. A nosotros, además, como todos los que no somos de la Ciudad, nos pertenece un centro concertado que se llama "Fundación Santa Tecla", que es donde están como asesores (según esos correos que circulan por internet) Carod Rovira y ahora Francisco Camps, con un sueldazo que haría palidecer al mejor de los ejecutivos.

Bueno, pues nos abrieron la puerta, ya que eramos el único Cliente que apareció por allí, puesto que, de nuevo, gracias a los recortes, la gente ni se atreve a ponerse enferma y me empezaron a mirar, a pinchar, a ponerme una via en la vena y a hacerme pruebas y preguntas de todo tipo: ¿es Vd. alérgico?, ¿toma Vd. medicación?,..... No, no. Mire Vd., hasta hace media hora yo estaba como una rosa y disfrutando de la vida, pero ahora tengo un dolor que no me puedo ni poner derecho.

Como no debieron verlo claro y yo no sabía explicar que clase de dolor tenía pues veo que la doctora llama por teléfono y pide una ambulancia. Ya con la voz de "congoja" por no decir otra cosa, pregunto "¿esa ambulancia es para mi?". "si, hay que hacer mas pruebas y descartar cosas".

El viaje al Hospital del Vendrell, fue como una tortura china, se me hizo larguísimo, con las botellas colgando y un tubo hasta mi vena, con la señorita (amabilísima) haciéndome preguntas que yo no estaba en condiciones de responder, con los puñeteros badenes, que sería mejor pasar por ellos la cabeza del alcalde, del concejal de tráfico y del director de la Dirección General de Tráfico, porque de Calafell al hospital debe de haber 500, o por lo menos eso me pareció, porque cada vez que pasaban por uno yo veía las estrellas.

LLegados al Hospital, me atendieron enseguida, me sacaron sangre, me metieron por la vía venosa de todo lo que había que meter, se me calmó el dolor, me hicieron análisis de orina, me volvía el dolor, me volvían a meter mas cosas por la vía, me tomaban la tensión, la temperatura, las pulsaciones.

Al final me dijeron que habían descartado todo lo demás y que la conclusión era que tenía un cólico nefrítico, porque había restos de sangre y arenilla en la orina.

Yo pensé, como mi abuelo, que las pasaba canutas con ese tema.

Recuerdo que yo lo cuidaba, porque así me daba las 100 pesetas necesarias para comprarme el libro de Enyd Bliton que me faltaba por leer.

Allí me tuvieron hasta las 10 de la mañana, pero por fin salí, con un informe, unas recetas y una sensación de que el dolor se había pasado, pero que podía volver en cualquier momento.

Ahora tengo que ir al médico de cabecera para que me den hora para hacerme una ecografía y espero que no me vuelva a suceder este desaguisado.

De las medicinas pagué, de su precio de mercado (eran 3) el 50%, mas 1,00€ por receta, porque la Generalitat dicen que no tiene un duro.

Solo me queda agradecer a todos los que me atendieron, médicos, enfermeros, enfermeras, auxiliares, etc. lo bien que se portaron conmigo, para que luego digan de la Sanidad Pública.

Lo único que siento es que yo no fui la mejor de las Compañías.