viernes, 12 de octubre de 2012

MEMORIAS DE UN PARADO LXII

Esto se va animando. Ayer estuve en Portugal y desde luego la cosa no está como en España. Quizá los políticos de allí si tengan alguna idea. Además el gobierno portugués dijo que ellos si que hacían los deberes y que a pesar de eso no eran capaces de salir de la crisis. Por lo menos saben por donde van, porque aquí la deriva es espantosa.

Los comerciantes portugueses debieron de aprender el oficio en Catalunya, o quizá los antiguos fenicios también recalaron sus barcos, con la mercancía ambulante, en la costa atlántica. Puede ser que hayan aprendido de los gallegos, con los que comparten mucho mas que el idioma. La cuestión es que como buenos negociantes todos se quejan: "la cosa está muy mala", "apenas nos llega para comer". Pero la realidad que se vive es muy distinta, los comerciales visitan continuamente, los camiones con mercancía para toda Europa (muebles, cerámica, ropa) viajan de contínuo, los Iphones suenan constantemente, aunque siempre hay un momento para tomar un café y hablar del Oporto, del Benfica entre negocio y negocio.

Comimos un plato único que tenía un filete enorme, acompañado con un arroz buenísimo, unas patatas fritas y una ensalada con lechuga, tomate y cebolla. Se podía echar encima una salsa muy parecida a la "romesco" catalana, pero picante. Para beber agua (hay que conducir) y los respectivos cafés. Dos personas pagamos algo menos de 17 euros. El sitio excepcional, limpio, grande, con manteles de tela y servilletas también, con magníficas vistas al Duero (Douro dicen ellos). Mas no se podía pedir.

Los negocios fueron bastante bien y a la vuelta a Zamora pasamos por un pueblo que se llama Pereruela, donde hacen unos hornos redondeados, como si fuera un iglú, en cerámica, que sirven para hacer pan, asados, etc. Ahora están muy de moda en las segundas residencias de Catalunya, Madrid o Valencia, donde el albañil remata la obra para que quede de categoría superior.

El lunes o martes pasaré a realizar mi labor de asesoramiento. Mientras tanto pues disfrutaremos de la Ciudad y de la finca del Perdigón. A ver si voy a por pimientos, que hay muchos. Sobre todo de los italianos y de los del Padrón (unos pican y otros non).

Y ya es difícil que me siga manteniendo en mi peso, con tanta cosa buena que hay por aquí y esos vinitos que te puedes tomar en cualquier parte, pero tengo que tener mucho cuidado porque a mí me engorda el aire. El queso, el chorizo, el vino, el pan. Eso en Zamora son los productos típicos de la tierra y es una lástima que no exporten al mundo entero. Bueno, para eso estoy yo, para ayudarles en el empeño.




1 comentario:

Nevot dijo...

Mi cuñada lleva viviendo en Londres una temporada. Mi hermano se ha ido para allá a pasar unos días.
Nadie habla de la crisis, la cosa no está tan boyante coo años atrás pero el desánimo, latristeza y la desesperanza que hay en España no se ve en ningún sitio.
Hace poco estuve en Francia y allí ni hablan del tema, simplemente de algunos recortes y el Merkollande.
En Andorra no dan más trabajo pero los que hay allí tienen su puesto y se ve muchísima actividad.
Es aquí done estamos gobernados por un montón de inútiles que se van turnando en el poder y critican lo que hace el otro, cuando suben ellos hacen lo mismo o peor, que viene a ser una imagen a lo grande de lo mismo que sucede en Calafell.
Saludos y suerte, Carlos.