domingo, 21 de octubre de 2012

MEMORIAS DE UN PARADO LXV - Chinos -

Uno de mis mejores Clientes en Calafell era un restaurante chino que había al lado de mi casa, donde antiguamente existía un restaurante que se llamaba "La Barca".

El Cliente, Chen Kangguo, al que todos llamábamos Carlos, se defendía la vida como podía, ayudado por su esposa, de la cual su nombre no lo recuerdo porque para nosotros era Isabel.

A mi me llegó de rebote, porque mi amigo Ricardo, abogado, no era un especialista en temas mercantiles y me pidió que le llevara yo todo. Desde luego, cuantas cosas se dicen del colectivo chino, pero lo cierto es que Carlos pagaba religiosamente todos sus impuestos, la seguridad social, los autónomos y el alquiler de su local.

Al final, como en Segur de Calafell, desde incluso antes de la crisis, no hay nada boyante o que simplemente funcione, decidió irse a Madrid, donde empezaban los bazares (antes solo había restaurantes), ya que su amigo era mayorista de productos y le ayudaba a iniciar el negocio. Seguro que fué uno de los primeros bazares que se puso en Madrid. Deseo que le siga funcionando muy bien y que su hija Lis ya debe de tener la carrera universitaria hecha.

La jovencita, ya entonces, hablaba inglés, español y catalán sin ningún tipo de acento. Estaba tan integrada que su padre quería que fuera a China para aprender el idioma, pero se le hacía muy cuesta arriba.

Ellos eran muy austeros, a pesar de llevar muchos años fuera de China, Me acuerdo un día que Ricardo nos obsequió con una paella y que vino Lis a comer, cuando éste le decía: "Lis, me parece que hoy tampoco te libras de comer arroz".

El último día, antes de marcharse para Madrid, nos invitaron a cenar, pero nos dijeron que querían que comiéramos la comida típica de su país y no la comercial que se sirve en los restaurantes chinos.
Fuímos unos invitados de lujo, porque ellos nos atendieron, poniéndose a nuestro servicio y diciendo que ellos ya habían cenado.

Fueron cantidad de platos, exquisitos todos y siempre les estuvimos muy agradecidos.

Ahora, con esto del caso Emperador, en una Ciudad pequeña como Zamora, parece que se quiere penalizar a todo el colectivo chino y meterlos a todos dentro del mismo saco.
Eso de generalizar, me parece que también es muy español, aunque está claro, que no todos son iguales y que ya nos gustaría a los españoles, ser tan trabajadores como ellos, que a nosotros lo del café y el vino al mediodía nos pierde.

Aquí en Zamora ha tenido mucha repercusión este caso, porque hay una funcionaria implicada y por la calle se habla de todo eso, los montones de billetes aparecidos y la recreación de esas imágenes, también ha influído mucho, mas cuando las personas estamos pasando tantas necesidades. Pero también hay que saber analizar las noticias, que los periodistas, con tal de desviar la atención de lo realmente importante, hacen lo que sea.

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