domingo, 25 de noviembre de 2012

MEMORIAS DE UN PARADO LXXXIX - Maltratadores -

Desde ayer por la tarde que no para de llover. Empezó un txirimiri, que mas parecía humedad que se precipitara, pero después empezó a llover y todavía no ha parado.

Si ya, los domingos, la gente marcha a los pueblos, hoy ha quedado una ciudad desangelada como las flores que alguien puso, para que recordemos, todos, la lacra que tenemos en la Sociedad con el maltrato.

Yo creo, que un poquito de por favor ¿no?, que entre todos podemos. Que vamos por la tolerancia zero, que vamos a acabar con todos esos energúmenos que son capaces de levantar la mano a mujeres y niños.

Parece que la Ley no es suficiente, quizá es que los que tienen que ejecutarla no ponen el suficiente celo, pero si que las acciones individuales, la educación y la concienciación pueden acabar con ello.

Hace un tiempo salió la noticia de que en Barcelona, una persona que vió como maltrataban a una mujer e incluso la hirieron, sacó la barra de seguridad del coche, puso al agresor "pies en polvorosa" y se llevó a la mujer al Clínico, en su coche, para que la atendieran. No le importó nada mas, ni que se manchara su coche, ni que le diera mil vueltas la policía o el juzgado. Hizo lo que creyó conveniente para salvar una vida y denunciar a un agresor. Ese tipo de acciones es el que deberíamos hacer todos, aunque muchas veces la agresión no es solamente física o no solo una vez, sino que es continuada, minando la capacidad de autoestima del agredido.

La situación de pobreza y desempleo ha hecho que muchas personas se vean obligadas a convivir bajo un mismo techo, a pesar de que no son capaces de soportarse. También hay muchas personas que no denuncian por miedo a la represalia, aguantando muchos años de vejaciones.

Pues, se terminó. Si se acabó el amor, pues se acabó, búscate otra o quédate solo, que si eres un energúmeno no se quien te va a aguantar. Las personas no son propiedad de nadie, por lo que siempre es mejor conservar el recuerdo de los ratos buenos y olvidar los ratos malos, que son muchos en esta vida de 4 días en los que dos están nublados.

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