Esta mañana hace un sol espléndido en Zamora.
Calienta mucho el sol y por la noche, por lo menos ayer, no refrescó por la noche. En casa se notaba la canícula veraniega y los bichos que pululan alrededor.
Por la tarde estuve regando los árboles, que los pobres, como dice mi tía Conchi, están pidiendo socorro.
Es que claro, uno se cree que sabe las cosas de la agricultura, pero no hay nada como preguntar a los mayores, que esto es muy sacrificado. Hay que saber como se airea la tierra compacta, como se cava, las horas de riego y en definitiva un montón de cosas, que solo los años y el haberlo vivido te enseñan.
Y es que esto no ha cambiado demasiado desde que Sancho Panza gobernaba la Insula de Barataria. La gente de este pueblo está exageradamente preocupada por la vida de los demás, por eso, a petición de mi hermano Javier, este capítulo se titula Pereña.net
El otro día, que fui a hacer la colada a casa de mi madre, porque aquí no tengo lavadora, me llaman por teléfono e iba hablando por la calle. En eso me encuentro con una prima de mi madre y a pesar de que me saluda, con el fin de obtener noticias frescas, le digo que estoy hablando y que no puedo atenderla. Fue como un torpedo en la línea de flotación. Tocada y hundida. Su gozo en un pozo.
Al día siguiente me la encontré y como no iba ocupado, se le pasó el mal humor, ya que si me recriminaba algo, no podría obtener el fruto deseado.
Que como comía si yo no tenía cocina todavía (ya lo sabía). Intuyó que me habían traído muebles a casa, cuando era un camión de Movistar que traía un armario para las conexiones de la fibra óptica del pueblo (la ponen al lado de mi casa) y me aplicó el tercer grado sin ningún rubor, del cual salí de la forma mas airosa posible sin dar demasiadas explicaciones.
Como no consiguió lo que quiso, pues al día siguiente, como ya habían venido mis padres, con la excusa de llevarle una lechuga de su huerto a mi madre, aprovechó para preguntarle a ésta y como son seis hermanos, pues ahora que ella está en el pueblo es la que puede mover la "red social" que ríete del facebook.
Por la tarde, mi padre quiso enseñarme unos garages de mi hermano y de repente, aparece ella muy alarmada gritando: ¿¿¿Quien anda ahí???, como si alguien estuviera expoliando los garages y así ella, benefactora universal, actuaba de salvadora, escudriñando el entorno como si se tratara de una cámara que debe informar a la Agencia Nacional de altos secretos.
Ahí, no acabaron mis sorpresas. Por la noche me viene una señora y me dice: ¡¡¡Hombre, tu viviste en mi calle en Zamora!!!, ¿si?, le dije yo. ¿Vd. como lo sabe?. Pues me lo han dicho.
Resulta que cuando vine al pueblo para preguntar en la Residencia, debido a la situación de mis padres, pues di la dirección de contacto a la Directora. Esta se "ciscó" literalmente en la Protección de Datos y todo Pereña de la Ribera sabe la dirección que tuve en Zamora.
Pero encima es una persona mucho mas joven que yo y como no es de aquí debe de ser como la prueba de fuego que utilizan los "Latin Kings". Si quieres entrar en la congregación tienes que aportar alguna noticia que no sepamos. En caso contrario serás castigada con la indiferencia de todas.
Luego, desde mi casa a la casa de mis padres debe de haber como un kilómetro, que debes recorrer por la calle principal del pueblo. Pobre de tí que pases sin saludar.
La gente, ahora, con el calor, aprovecha que oscurezca para sentarse a la fresca, como en las películas de Berlanda. Te vas dando cuenta de que las voces se van apagando cuando pasas y justo en el momento que doblas la esquina, es cuando la gente empieza a hablar de quien eres, donde vives, que haces y cuales son los motivos que te han traído al pueblo, sean verdad o no. Eso les da igual.
Lo único que sentí es que no saludé a la tía Petra, sin darme cuenta, que es una venerable anciana de 98 años, con la cabeza super lúcida y a la que no ví cuando hacía el "recorrido". Es una persona maravillosa, que con su edad, aún se ofreció a "cavar" el huerto. Increíble.
No sabía como pedirle disculpas, porque ahí si que no estuve nada bien.
Nunca consentiría que lo hiciera, pero el martes me lo hacen con una máquina.
Gracias al "conseguidor", pero de ese hablaré otro día.
Calienta mucho el sol y por la noche, por lo menos ayer, no refrescó por la noche. En casa se notaba la canícula veraniega y los bichos que pululan alrededor.
Por la tarde estuve regando los árboles, que los pobres, como dice mi tía Conchi, están pidiendo socorro.
Es que claro, uno se cree que sabe las cosas de la agricultura, pero no hay nada como preguntar a los mayores, que esto es muy sacrificado. Hay que saber como se airea la tierra compacta, como se cava, las horas de riego y en definitiva un montón de cosas, que solo los años y el haberlo vivido te enseñan.
Y es que esto no ha cambiado demasiado desde que Sancho Panza gobernaba la Insula de Barataria. La gente de este pueblo está exageradamente preocupada por la vida de los demás, por eso, a petición de mi hermano Javier, este capítulo se titula Pereña.net
El otro día, que fui a hacer la colada a casa de mi madre, porque aquí no tengo lavadora, me llaman por teléfono e iba hablando por la calle. En eso me encuentro con una prima de mi madre y a pesar de que me saluda, con el fin de obtener noticias frescas, le digo que estoy hablando y que no puedo atenderla. Fue como un torpedo en la línea de flotación. Tocada y hundida. Su gozo en un pozo.
Al día siguiente me la encontré y como no iba ocupado, se le pasó el mal humor, ya que si me recriminaba algo, no podría obtener el fruto deseado.
Que como comía si yo no tenía cocina todavía (ya lo sabía). Intuyó que me habían traído muebles a casa, cuando era un camión de Movistar que traía un armario para las conexiones de la fibra óptica del pueblo (la ponen al lado de mi casa) y me aplicó el tercer grado sin ningún rubor, del cual salí de la forma mas airosa posible sin dar demasiadas explicaciones.
Como no consiguió lo que quiso, pues al día siguiente, como ya habían venido mis padres, con la excusa de llevarle una lechuga de su huerto a mi madre, aprovechó para preguntarle a ésta y como son seis hermanos, pues ahora que ella está en el pueblo es la que puede mover la "red social" que ríete del facebook.
Por la tarde, mi padre quiso enseñarme unos garages de mi hermano y de repente, aparece ella muy alarmada gritando: ¿¿¿Quien anda ahí???, como si alguien estuviera expoliando los garages y así ella, benefactora universal, actuaba de salvadora, escudriñando el entorno como si se tratara de una cámara que debe informar a la Agencia Nacional de altos secretos.
Ahí, no acabaron mis sorpresas. Por la noche me viene una señora y me dice: ¡¡¡Hombre, tu viviste en mi calle en Zamora!!!, ¿si?, le dije yo. ¿Vd. como lo sabe?. Pues me lo han dicho.
Resulta que cuando vine al pueblo para preguntar en la Residencia, debido a la situación de mis padres, pues di la dirección de contacto a la Directora. Esta se "ciscó" literalmente en la Protección de Datos y todo Pereña de la Ribera sabe la dirección que tuve en Zamora.
Pero encima es una persona mucho mas joven que yo y como no es de aquí debe de ser como la prueba de fuego que utilizan los "Latin Kings". Si quieres entrar en la congregación tienes que aportar alguna noticia que no sepamos. En caso contrario serás castigada con la indiferencia de todas.
Luego, desde mi casa a la casa de mis padres debe de haber como un kilómetro, que debes recorrer por la calle principal del pueblo. Pobre de tí que pases sin saludar.
La gente, ahora, con el calor, aprovecha que oscurezca para sentarse a la fresca, como en las películas de Berlanda. Te vas dando cuenta de que las voces se van apagando cuando pasas y justo en el momento que doblas la esquina, es cuando la gente empieza a hablar de quien eres, donde vives, que haces y cuales son los motivos que te han traído al pueblo, sean verdad o no. Eso les da igual.
Lo único que sentí es que no saludé a la tía Petra, sin darme cuenta, que es una venerable anciana de 98 años, con la cabeza super lúcida y a la que no ví cuando hacía el "recorrido". Es una persona maravillosa, que con su edad, aún se ofreció a "cavar" el huerto. Increíble.
No sabía como pedirle disculpas, porque ahí si que no estuve nada bien.
Nunca consentiría que lo hiciera, pero el martes me lo hacen con una máquina.
Gracias al "conseguidor", pero de ese hablaré otro día.
1 comentario:
Pero que harton de reírme con la descripción tan detallada y magistral que has hecho de la cotilla del pueblo!!ja ja ja ja!!,te aviso que esta clase de señoras son incansables,y jamás de los jamases se suelen dar por aludidas por lo que tu tan bien describes,y es,que si se mostraran ofendidas y se fueran de "retirada",al no estar en primera linea, no tendrían acceso a esas suculentas informaciones que las mantienen vivas,como por ejemplo,a que hora te levantas ,y a que hora te acuestas ja ja ja ja!,te puedo asegurar que el tour de la "lechuga" se repetirá,ay que bueno con la "benefactora"!! ja ja ja!.
sc
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