miércoles, 17 de julio de 2013

MEMORIAS DE UN PARADO CCXXVI - Temprano -

Esta mañana en Salamanca, hace un aire fresco, empieza a calentar el sol y no parece que estemos a mediados del mes de Julio, por la inestabilidad del ambiente.

Hoy es temprano, tengo sueño, me duele todo y seguramente voy a ir al médico a las 10.
No se si es una insolación, si es un resfriado, si es la postura ante el ordenador o, como soy hipertenso, igual es que, con el cambio de hábitos alimentarios, tengo la tensión alta.

Ya me pasó en Zamora y tuve que ir a urgencias, pero esta vez lo tengo todo controlado y tienen mi historial en el pueblo, por lo que espero que sea llegar y besar el santo, aunque como hay tantas personas mayores, igual me toca esperar.

Yo no se si es la vida que han llevado en el pueblo o el carácter de estas tierras, pero llegar a los 90 años está fácil y con toda la lucidez del mundo.

La vida aquí, fue muy difícil, durante muchos años. La única diferencia, fue que durante y después de la Guerra Civil Española de 1936 a 1939, abastecer de comida a las grandes ciudades no era nada fácil, sin embargo en los pueblos, pues alguna gallina, algún cerdo, alguna de las cosas que daba la tierra, un tejón, un lagarto o lo que pillaran, saciaba el hambre de la época.

También, la vida del agricultor era dura. Donde tienen la casa mis padres, eran las eras, donde se trillaba el cereal, con mulo y un aparato de madera que separaba el grano de la paja.

Ahora, como eso no lo hace nadie, pues esa zona se convirtió en viviendas y en un parque para sentarse y para que jueguen los niños.

Con el PP, eso también lo han recortado. Por la tarde hace mucho calor para que jueguen los niños allí y por la noche no hay luz, porque dicen que no la pueden pagar.

Actualmente se cosecha en las tierras. Hay personas que entre varios compraron una cosechadora y recorren toda España, alquilando sus servicios y trabajando "in situ". Con su aire acondicionado, con su radio, con su móvil.

Claro que si. Los inventos y la tecnología, tienen que estar al servicio del trabajador, para acabar con las penurias, que durante tantos siglos, sufrió la clase obrera, para que se engordara el patrón. De historias de estas están plagados los libros desde la Revolución Industrial hasta ahora, produciendo épocas de grandes migraciones del campo a la ciudad y dando paso a barrios que se tuvieron que construir de forma rápida por las oleadas de agricultores que creían que la urbe era la panacea.

Ahora, con esta crisis, los pueblos están muertos. En esta zona el lema, como ya escribí en Semana Santa es "Arribes quiere vida". Tengo amigos en La Mancha, que me están diciendo lo mismo.

La gente se va, porque creen que en Barcelona o Madrid, hay mas oportunidades, pero competir en Barcelona o Madrid es difícil. Hay muchísima gente muy preparada, con muchos idiomas, con varias carreras, con master y con juventud.

Las personas sobre todo del interior, como están diciendo las estadísticas, lo del idioma no es lo suyo. Los españoles cojeamos de eso, por lo que de entrada hay una desventaja competitiva.

También hay los que se aventuran a ir al campo, pero son los menos y lo hacen o hacemos de una forma coyuntural, ya que, sobre todo los mayores de 45 años, desahuciados del mercado laboral, podemos comer, que no es poco, como los que sacan al abuelo de la residencia para compartir su exigua pensión.

Otros han triunfado en el pueblo. Han fabricado jabones, o vino, o tienen una herboristería que vende por internet. Magnífico, que aprovechen la coyuntura, antes de que los políticos les invadan, como una plaga de langostas y les quieran poner un impuesto especial a la "calidad de vida". Porque en mentir y en recaudar nos ganan de sobra.

Ya lo dijo Einstein: "nunca discutas con un imbécil, porque te llevará a su terreno y te ganará por experiencia".

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