miércoles, 3 de julio de 2013

MEMORIAS DE UN PARADO CCXIV - Pueblo -

Estos días de atras ha hecho mucho calor en Salamanca. Es como la España profunda que aparece en las películas de blanco y negro, con las horas de mas sol sin nadie por la calle y resguardados, para protegerse del Lorenzo.

Ayer me pegué una paliza, limpiando el huerto, pero como en todas partes de España, todo son problemas pero nadie da soluciones.

Con lo que ha llovido, limpié cientos de rastrojos y los amontoné. Ahora hay que sacarlos de allí y no hay manera de que nadie lo entienda.

Delante de mi casa están trabajando los del Ayuntamiento, con un flamente vehículo que está rotulado con el escudo de Pereña de la Ribera.

Le pregunté al hombre que lo ocupaba que tenía que hacer con los rastrojos. Me dice: "no se pueden quemar porque te denuncian". "no se pueden tirar en una finca porque te denuncian", "no se pueden tirar en la escombrera porque te denuncian".

Entonces ¿que hago?, ¿me los como?. Son muchos y ni siquiera el mulo podría con ellos. "bueno, aquí cada uno se apaña como puede".

Después internet. Ahora estoy en el Ayuntamiento. Si ponen el wifi "gratis" que hay en el pueblo, el empleado no puede trabajar. Entonces por la mañana no lo ponen.
Si lo ponen por la tarde, la gente lo colapsa y tampoco funciona. Total sin internet.

El mío, otro drama. Resulta que los de telefónica seguían llamando al fijo, cuando había pedido el traslado y lógicamente, si no estoy porque me he ido, no puedo cogerlo. Lógico, para todo el mundo menos para los de telefónica. Ahora estoy esperando su llamada, después de que anotaran todos los móviles posibles, ya que dicen que a mi me llaman y sale fuera de cobertura, lo cual tampoco es de extrañar porque aquí es muy mala.

Pero lo peor es Blanquita, que lleva 15 días en Calafell sin agua caliente.
Se han estropeado unos purgadores en la parte de fuera de la cocina, que hay que cambiar. Llamamos al seguro para que lo hagan y dicen que eso no entra, ya que se tienen que colgar con un arnés o poner un andamio. Nadie es capaz de hacerlo.

Yo supongo que como el trabajo está como está y las empresas no deben de querer asumir riesgos, pues no hay manera de que pongan un tablón y lo hagan.

Todo es un desastre. Menos mal que mañana vienen mis padres, a ver si se empieza a solucionar todo.
Mientras tanto, aquí ando de precario, incluso para comer, porque estoy de pasta hasta las narices.

Y no es que no sepa cocinar, lo que ocurre es que mi madre tiene sus cosas y no quiero revolvérselo todo, sino lo imprescindible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No entiendo lo de los rastrojos,mis padres siempre los quemaban en un rinconcito del huerto,siempre supervisados hasta que se terminaban de quemar,y después,a cubos de agua,se "remataba" la faena,no quedaba ni una brasa encendida por la cuenta que les traía,si no se podía quemar su propia cosecha o casa.Siempre me ha dado rabia que por las tv se insinúe,que algunos campesinos provocan incendios,nadie ama mas la tierra que un campesino,y nadie es mas responsable que un campesino,mas bien son algunos "domingueros" o gente con total desconocimiento del campo los que la lían,sin querer o queriendo la lían.

Yo también estoy liada con el huerto de mis padres desde que me he convertido en una para de larga duración,lo riego a lo bestia, a cubos de agua,no se si las mangueras son muy caras,pero mi madre tardaba mucho en montar y desmontar la manguera (antes de que se la rompiera claro)y me ponía de los nervios,así que voy a la mia.

Ya veras que sensación mas guapa,cuando te comas el primer tomate ,pimiento,calabacín etc plantado y cuidado por ti mismo,son exquisitos!!!! ,cortados y comidos, un manjar!,nada que ver con los de mercadillos y grandes superficies.

sc