jueves, 29 de agosto de 2013

MEMORIAS DE UN PARADO CCLVI - Comida -

El sol ya no calienta como en los últimos días de Julio o los primeros de Agosto. Parece que anda el sol algo mas apaciguado, aunque sigue sin llover ni una gota. Debo de estar en el umbral del fin del mundo, cerca del infierno de Dante porque desde Octubre a Junio, que estaba en Zamora, total a 80km. de aquí, llovió absolutamente todos los días. Ahora que está lloviendo en toda España y que mis lechugas y escarolas lo agradecerían, no cae ni una gota, ni hay una sola nube en el horizonte.

La ira de los Dioses cae sobre nosotros en forma de una climatología extraña.

Bueno, pues hoy ha sido un dia muy especial, entre otras cosas porque es el cumpleaños de mi madre, que ya va adentrándose bastante en el octavo piso y camino del noveno. Es de admirar, porque como la vida da tantas vueltas y este gobierno está empeñado en recortarnos los médicos y si aún así sobrevivimos, entonces lo que pretenden es matarnos de hambre, pues no se sabe si llegaremos a esas alturas.

Coincidió que este día se celebraba la comida del Hogar de Jubilados.
Hay que pagar 10 euros al año, como cuota, dándoles derecho a disfrutar de un local donde conversar y jugar la partida, así como poder consumir en el bar que hay dentro de ese dicho local, con precios populares. Por ejemplo un cortado vale 50 céntimos.

Con los 10 euros y lo que quede, una vez descontados los gastos, pues celebran una comida. Este año al mediodía, aunque otros años ha sido cena y baile. El baile lo harán igual, pero a la noche en el frontón.

Mi madre, que anda torpe caminando me pidió que le fuera a buscar para subirla al lugar de la comida, puesto que como yo marchaba a comer fuera, tenía que sacar el coche igualmente.

Hemos quedado que la pasaría a buscar a las 13,30, justo antes de marchar. La recepción de los jubilados era entre las 14 y las 14,30. Pues bien, a las 13,20 me ha costado sacar el coche porque la calle, dirección al evento, estaba repleta de coches y peatones. Yo creo que algunos ya no cenaron pensando en la comida de hoy y muchos aprovecharon la ocasión, seguro, para ducharse, porque en los pueblos, ya se sabe y mas los jubilados que le temen al agua mas que un gato.

Las mujeres se habían arreglado todas, supongo que para evitar la segunda parte que es la crítica y el cotilleo, por lo que iban, como dicen los muchachos "maqueadas" para la ocasión.

Mientras tanto yo me fui con mi Señora tía y con una amiga suya a comer a un pueblo que se llama Masueco, donde hay un restaurante correcto, que ponen manteles y servilletas de tela y en el que ya habíamos hecho alguna comida familiar. En ese evento mi hermano Jorge nos quiso obsequiar con un buen vino a todos y cuando le pasaron la cuenta dijo: "seran de pueblo, pero de tontos no tienen un pelo, porque me han metido una clavada de órdago por el vino".

Bueno, hoy nos pusieron un aperitivo, abundante pan (bollitos redondos muy buenos, dos por persona) y como el menú no nos convenció pedimos una ensalada para compartir tres, que podían haber compartido seis, muy completa.

Después coincidimos en pedir "tostón cochifrito con guarnición", abundante y exquisito. De postre una Panna Cotta, con sirope de fresa, excelente y finalmente yo un cortado y las Señoras una infusión.

Me lo pasé fenomenal, porque tanto mi Tía como la otra Señora tienen una clase excepcional y disfrutamos del ambiente y la conversación, por lo menos yo si lo hice.

El precio fueron 56 euros, lo cual no les pareció caro. Yo no opino porque no pagué y ya se sabe que para un parado todo es caro. Agradezco muchísimo que hayan tenido la deferencia de invitarme y máxime cuando la alternativa no era mejor, al no estar mis padres en casa.

Ahora me toca regar, que ya empieza a ser la hora, a ver si salen las lechugas y acabo poniendo un puesto en el mercadillo.

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