Esta mañana va a apretar el calor. Si a primera hora de la mañana había 19ºC, ahora ha subido hasta 28,8ºC, pero con un 46% de humedad.
Me he lavantado en cuanto ha empezado a clarear y me he puesto a ordenar mis correos, a buscar trabajo y a limpiar un poco la casa, que como no está Blanquita, pues me toca a mi solo hacerlo.
Tengo el huerto hasta arriba de hierbajos, pero no tengo demasiadas ganas de ponerme. Además hoy toca cocido y le tendré que dedicar un tiempo porque no tengo olla expres, aunque el agua de aquí es buena y sin cal, por lo que espero que en una hora esté hecho.
Mi madre puso una cocina de inducción y es un rollo patatero, ya que se estropean las cazuelas y se pega la comida, a no ser que te gastes una pasta en cacharros de los buenos. Ayer en Vitigudino, que había feria, me pedían 17€ por una cazuela pequeña y el tío me aseguraba que había mucho gitano que vendía cacharros para inducción sin serlo, pero que él llevaba 30 años en el oficio y que nunca le había fallado al Cliente, osea que el Marketing y la Publicidad llegan a los extremos mas remotos del planeta tierra.
Por lo demás, pues el verano parece que hace ralentizar la vida y que ésta se toma sus propios tiempos. No dan absolutamente nada por la tele y lo mejor es pillar un buen libro y sentarse a la sombra a leerlo. Yo lo estoy haciendo con "un viñedo en la Toscana". Un libro divertido y amable que se hace fácil de leer.
Eso parece en España, porque el mundo anda convulso entre los ataques de Israel a Gaza y el misil que destruyó a un avión civil en Ucrania.
Parece mentira que en pleno siglo XXI, continúen los odios ancestrales y que no seamos capaces de poner fin a la barbarie, venga desde donde venga y que los grandes estados no sean capaces de transformar el orden mundial hacia un remanso de paz.
Nadie es bueno en una guerra, sino que todos son rematadamente malos y eso ya lo aprendí cuando estudié la carrera de Historia.
Me apasionaba la Segunda Guerra Mundial, pero me remontaba a las épocas de la descolonización, donde Ingleses, Franceses, Españoles y Americanos, no dejaron mas que un rastro de sangre en sus retiradas.
Así pasó en Cuba y Filipinas, en la India, en Indochina, en Oriente Medio o en Vietnam. Polvorines que de alguna manera siguen activos, porque aquellas heridas se cerraron en falso.
Pero, aparte de estos desgraciados hechos, los periódicos del día, no traen otra noticia destacada que no sea el fichaje de James Rodríguez por el Real Madrid. Ha llegado el verano y nada mas importa que no sea las desgracias en el exterior o lo que haga el Real Madrid, como si se hubiera abierto un paréntesis vacacional en el que ya no hay deshauciados, ni niños que no comen porque los comedores escolares están cerrados, ni empresas con ERE, ni despidos, ni corrupción. Como si un gran cartel ocupara toda la península diciendo CERRADO POR VACACIONES.
Aunque el tema siga siendo preocupante, ya que a Pereña, como a Calafell, no han llegado los turistas.
En Calafell no hay coches, solo los fines de semana y sin demasiados agobios. En Pereña no se ve gente, que no sea del pueblo, ni siquiera jubilados, puesto que a pesar de que la gente vaya a los lugares de segunda residencia sin que nadie pueda notar la precariedad existencial en la que se encuentra, todo parece indicar que la pensión del abuelo hay que hacerla extensiva a todos los miembros de la familia como sea posible.
Me he lavantado en cuanto ha empezado a clarear y me he puesto a ordenar mis correos, a buscar trabajo y a limpiar un poco la casa, que como no está Blanquita, pues me toca a mi solo hacerlo.
Tengo el huerto hasta arriba de hierbajos, pero no tengo demasiadas ganas de ponerme. Además hoy toca cocido y le tendré que dedicar un tiempo porque no tengo olla expres, aunque el agua de aquí es buena y sin cal, por lo que espero que en una hora esté hecho.
Mi madre puso una cocina de inducción y es un rollo patatero, ya que se estropean las cazuelas y se pega la comida, a no ser que te gastes una pasta en cacharros de los buenos. Ayer en Vitigudino, que había feria, me pedían 17€ por una cazuela pequeña y el tío me aseguraba que había mucho gitano que vendía cacharros para inducción sin serlo, pero que él llevaba 30 años en el oficio y que nunca le había fallado al Cliente, osea que el Marketing y la Publicidad llegan a los extremos mas remotos del planeta tierra.
Por lo demás, pues el verano parece que hace ralentizar la vida y que ésta se toma sus propios tiempos. No dan absolutamente nada por la tele y lo mejor es pillar un buen libro y sentarse a la sombra a leerlo. Yo lo estoy haciendo con "un viñedo en la Toscana". Un libro divertido y amable que se hace fácil de leer.
Eso parece en España, porque el mundo anda convulso entre los ataques de Israel a Gaza y el misil que destruyó a un avión civil en Ucrania.
Parece mentira que en pleno siglo XXI, continúen los odios ancestrales y que no seamos capaces de poner fin a la barbarie, venga desde donde venga y que los grandes estados no sean capaces de transformar el orden mundial hacia un remanso de paz.
Nadie es bueno en una guerra, sino que todos son rematadamente malos y eso ya lo aprendí cuando estudié la carrera de Historia.
Me apasionaba la Segunda Guerra Mundial, pero me remontaba a las épocas de la descolonización, donde Ingleses, Franceses, Españoles y Americanos, no dejaron mas que un rastro de sangre en sus retiradas.
Así pasó en Cuba y Filipinas, en la India, en Indochina, en Oriente Medio o en Vietnam. Polvorines que de alguna manera siguen activos, porque aquellas heridas se cerraron en falso.
Pero, aparte de estos desgraciados hechos, los periódicos del día, no traen otra noticia destacada que no sea el fichaje de James Rodríguez por el Real Madrid. Ha llegado el verano y nada mas importa que no sea las desgracias en el exterior o lo que haga el Real Madrid, como si se hubiera abierto un paréntesis vacacional en el que ya no hay deshauciados, ni niños que no comen porque los comedores escolares están cerrados, ni empresas con ERE, ni despidos, ni corrupción. Como si un gran cartel ocupara toda la península diciendo CERRADO POR VACACIONES.
Aunque el tema siga siendo preocupante, ya que a Pereña, como a Calafell, no han llegado los turistas.
En Calafell no hay coches, solo los fines de semana y sin demasiados agobios. En Pereña no se ve gente, que no sea del pueblo, ni siquiera jubilados, puesto que a pesar de que la gente vaya a los lugares de segunda residencia sin que nadie pueda notar la precariedad existencial en la que se encuentra, todo parece indicar que la pensión del abuelo hay que hacerla extensiva a todos los miembros de la familia como sea posible.
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