martes, 1 de julio de 2014

MEMORIAS DE UN PARADO CDXXXIX - Ley de Dependencia -

Esta mañana hace muchísimo calor, ya desde primera hora, por lo que venir a Calafell ha sido un agobio importante.

Con los ecos de la fiesta, ayer no expliqué mi viaje a Barcelona, el cual me ha dado a entender de que no estamos avanzando absolutamente nada en ningún aspecto.

Me fuí en un tren que sale a las 7,50 de la mañana desde Segur de Calafell. Es una estación nueva que se encuentra totalmente destrozada.






Esto es lo que queda del ascensor que está situado en el andén dirección Barcelona.

La estación de Segur de Calafell está situada, no en el lado playa, sino en el lado montaña.
Los que vivimos del lado playa, tenemos que cruzar al otro lado, por un subterráneo, llegar a la estación. En estos momentos ya no hay oficina de despacho, sino que hay que ir a las máquinas, cuando funcionan, porque a veces no tienen cambio y hay que introducir el importe exacto. Si no lo tienes pues te fastidias. O no viajas o te arriesgas a una multa de 300€ por viajar sin billete.

Una vez has pasado la odisea de sacar el billete, tienes que validarlo, sino otra vez multa, ir por un paso subterráneo, de nuevo, dentro de la estación, para el andén que te corresponda. Si se trata de una persona mayor o llevas alguna maleta, pues algún animal ha destrozado los ascensores y te toca escaleras para arriba y escaleras para abajo. Si vas un poco justo de hora, pues pierdes el tren y a esperar el siguiente.

Esto lleva tiempo así y nadie lo arregla, ni nadie presiona para que se arregle.
Luego, el billete de tren a Barcelona, solo ida vale 5 euros, en una línea colapsada, que hace que los trenes siempre lleguen tarde por el tráfico que hay.

Para volver, tres cuartos de lo mismo. LLevaba un billete de 20€ que o era falso o ninguna máquina lo admitía. Pues me tuve que tomar un café para cambiarlo, porque ninguna tienda lo quería hacer porque me decían que no tenían cambio. Era lo único que llevaba, por lo que me hubiera quedado atrapado en Barcelona sin poder viajar.

Cuando llegué a Barcelona, me fui a ver a mi padre, que el pobre hombre cada vez está mas apagado y le cuesta ya mucho moverse o caminar y para hacer las gestiones que nos da la Ley de Dependencia.

Según esa Ley, mi padre tiene derecho a pedir una plaza pública en tres residencias que tengan de esas características. Pedimos donde está en Ballesol y las otras dos, pues mas o menos ya están miradas, aunque falta que mi madre de el visto bueno.

La espera para una plaza pública es de 4 años y la otorga la Generalitat por riguroso orden de inscripción. Como son plazas compartidas, si se trata de una habitación de hombres entrará el primero de la lista y si es de mujeres, pues la primera.

El importe que hay que pagar por una plaza pública lo determina la AEAT en función de las rentas y el patrimonio de la unidad familiar del enfermo y puede variar muchísimo. Otra novedad para acabar de sacarles el dinero a los mayores.

Por otro lado, resulta que mi padre está bien en la residencia que está y también es cómoda para mi madre, cambiarlo no sería bueno. Lo mejor es que pudieran optar a la aportación económica, que dependiendo del grado otorgado podría suponerles una rebaja en el importe que pagan.

Pues bien, no hay un duro, ni siquiera un céntimo. La Generalitat no paga porque tiene el cajón de las galletas que no quedan ni las migas y como si los parados les importamos poco, los enfermos todavía menos, no tienen intención de dar nada, que los coches oficiales y los pagos de restaurantes con la Visa, valen una pasta.

LLamé a la Generalitat y me dijeron que le llegaría otra carta a mi madre con el importe concedido, pero la asistenta social me dijo que no había nada de eso y que en Septiembre, seguramente, se podría volver a solicitar una prestación económica, ¿a quien creo?.

Total que van a hacer todo lo posible para dejar a mis padres sin dinero, después de que vinieron a Barcelona, en tiempos muy difíciles, para levantar esto. Lo único que han hecho ha sido trabajar como burros, para salir adelante y sacarnos adelante, para que ahora se lleven el fruto de su esfuerzo.

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